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miércoles, 29 de octubre de 2008

El Mal.

El Mal tiene muchas caras.

Una de ellas es el amor al dinero. Pero, vivimos en una sociedad en la que como personas somos juzgados por nuestra capacidad de ganar o producir dinero. Cada dia, semana, mes y año, destilamos sudor y esfuerzo a cambio de dolares, colones, pesos, euros, centavos o soles. Acrecentemos nuestra billetera y seremos considerado exitosos y las gentes nos amaran y admiraran. Pero lo haran por el dinero en nuestro bolsillo, es decir, por cuanto Mal acumulamos en la cartera.

lunes, 13 de octubre de 2008

La Amenaza Fantasma.

Vivimos una época complicada.

A las tensiones políticas habituales, le debemos agregar un nuevo ingrediente. La Crisis Económica.

¿Que me importa eso a mi?. Podrán preguntarse. Si estoy en lo cierto, y Dios quiera que me equivoque, muy pronto todos estaremos sintiendo sus efectos.

Esta crisis tiene su origen puntual en las conductas casi usureras de muchas empresas del mercado inmobiliario en Usa. Ávidas de ganar dinero, comenzaron a prestar a gran escala a personas que querían cumplir el sueño de la vivienda propia, sabiendo que estas no podrían pagar sus obligaciones. Eso no les importaba a las inmobiliarias, pues si alguien no pagaba su crédito, solo le quitaban la casa y revendían el inmueble. ¿Pero que paso cuando fueron millones de personas las que no pudieron hacerse cargo de sus obligaciones?. Simplemente se dio que se quedaron sin dinero. Debido a eso, el valor de las inmobiliarias se fue a pique, arrastrando en su caída a los miles de pequeños accionistas que invirtieron en ellas ilusionados por el espejismo del dinero fácil, de la especulación vacía. De ganarse la vida sin trabajar.

Al arruinarse los accionistas, arrastraron a empresas de todas las áreas de la economía, pues en todas tenían inversión, provocando un grave colapso. Ante esto, Los grandes capitalistas y fondos de inversión, asustados, empezaron a gemir y llorar para que el gobierno tomara cartas en el asunto, apareciendo lo que yo entiendo como "El Capitalismo Mamon y llorón", ese que privatiza las ganancias, pero sociabiliza las perdidas. Ese que cuando todo va viento en popa pide menos participación del Estado y aumento del espacio privado, pero que cuando se ve amenazado pide a gritos intervención.

El problema esta en que durante las crisis, el consumo disminuye drasticamente, Obvio, todos se ponen a ahorrar y se aprietan el cinturón, desde el pequeño trabajador hasta el mas grande gobierno. Si el consumo disminuye, entre otras cosas lo que se ve mas afectado es la venta de materias primas, que constituyen la principal fuente de ingreso de economías como la de las naciones latinoamericanas.

Esto trae como consecuencia que haya menos dinero. Al haber menos dinero, hay menos consumo, por lo que el mercado disminuye, las grandes empresas empiezan a tener bajas en sus ventas, gana menos y optan por lo mas fácil, venden sus participaciones y se largan, perdiéndose puestos de trabajo valiosos. También los países se ven obligados a disminuir sus políticas publicas de asistencia, con lo que nos encontramos con que los pobres terminan mas pobres, pues les cortan los escasos subsidios que les ayudan a paliar su condición.

Entonces, nos encontramos con mayor desempleo, menos asistencia y ayuda, e incluso con el espectro del desabastecimiento. ¿Saben a donde nos llevan estos tres factores?. Pues nada menos que al HAMBRE.

viernes, 10 de octubre de 2008

Como me arruine con la crisis. Por Groucho Marx.

Groucho Marx es uno de los comicos mas geniales de la historia. Aqui les traigo un extracto de su autobiografia donde narra su experiencia con la gran depresion de 1929.

La Gran Depresion fue un colapso financiero de tal magnitud que termino destruyendo las vidas de miles de personas a lo largo del mundo. Los precios de los insumos de exportacion cayeron a tal punto que muchas naciones quedaron arruinadas, retrasandose por decadas su desarrollo.

Me atrevo a traerles este testimonio debido a mi preocupacion por la crisis actual, que me recuerda en muchos antecedentes a la Gran Depresion.

Dios quiera que me equivoque.

Cita:

Muy pronto, un negocio mucho más atractivo que el teatral atrajo mi atención y la de mi país. Era un asuntillo llamado mercado de valores. (Mi sueldo semanal en Cocoteros era de unos dos mil, pero esto era calderilla en comparación con la pasta que ganaba teóricamente en Wall Street).

Corrí hacia la habitación de Harpo. Le informé inmediatamente acerca de esta mina de oro en potencia (…) En el vestíbulo de este hotel están las oficinas de un agente de bolsa, dijo, "espera a que me vista y correremos a comprar estas acciones antes de que se esparza la noticia". "Harpo, dije, "¿estás loco? ¡Si esperarnos hasta que le hayas vestido, estas acciones pueden subir diez enteros!'. De modo que con mis ropas de calle y Harpo con su balín, corrimos hacia el vestíbulo, entramos en el despacho del agente y en un santiamén compramos acciones de la Uniled Corporation por valor de ciento sesenta mil dólares, con un margen del veinticinco por ciento (...); si uno compraba ochenta mil dólares de acciones, sólo tenía que pagar en efectivo veinte mil. El resto se le dejaba a deber al agente. (…)

El mercado siguió subiendo y subiendo lo más sorprendente del mercado, en 1929, era que nadie vendía una sola acción. la gente compraba sin cesar (...)

Lamentaba desprenderme de cualquier acción, pues estaba seguro de que iban a doblar su valor en pocos meses (…) El fontanero, el carnicero, el panadero, el hombre del hielo, todos anhelantes de hacerse ricos, arrojaban sus mezquinos salarios -y en muchos casos, sus ahorros de todo la vida- en Wall Strett ( )

Un día concreto, el mercado empezó a vacilar. Unos cuantos de los clientes más nerviosos fueron presa del pánico y empezaron a descargarse (...) Al principio las ventas se hacían ordenadamente, pero pronto el pánico echó a un lado el buen juicio y todos empezaron a lanzar al ruedo sus valores (...)

Luego el pánico alcanzó a los agentes de Bolsa, quienes empezaron a chillar reclamando los márgenes adicionales y los agentes empezaron a vender acciones a cualquier precio (...). Luego, un martes espectacular, Wall Street tiró la toalla y se derrumbó. Eso de la toalla es una frase adecuada, porque par entonces todo el país estaba llorando. El día del hundimiento final, mi amigo, Max Gordon me telefoneó desde Nueva York Todo lo que dijo fue: ¡ Marx, la broma ha terminado!. Despues, se suicido.