Búsqueda personalizada

viernes, 10 de octubre de 2008

Como me arruine con la crisis. Por Groucho Marx.

Groucho Marx es uno de los comicos mas geniales de la historia. Aqui les traigo un extracto de su autobiografia donde narra su experiencia con la gran depresion de 1929.

La Gran Depresion fue un colapso financiero de tal magnitud que termino destruyendo las vidas de miles de personas a lo largo del mundo. Los precios de los insumos de exportacion cayeron a tal punto que muchas naciones quedaron arruinadas, retrasandose por decadas su desarrollo.

Me atrevo a traerles este testimonio debido a mi preocupacion por la crisis actual, que me recuerda en muchos antecedentes a la Gran Depresion.

Dios quiera que me equivoque.

Cita:

Muy pronto, un negocio mucho más atractivo que el teatral atrajo mi atención y la de mi país. Era un asuntillo llamado mercado de valores. (Mi sueldo semanal en Cocoteros era de unos dos mil, pero esto era calderilla en comparación con la pasta que ganaba teóricamente en Wall Street).

Corrí hacia la habitación de Harpo. Le informé inmediatamente acerca de esta mina de oro en potencia (…) En el vestíbulo de este hotel están las oficinas de un agente de bolsa, dijo, "espera a que me vista y correremos a comprar estas acciones antes de que se esparza la noticia". "Harpo, dije, "¿estás loco? ¡Si esperarnos hasta que le hayas vestido, estas acciones pueden subir diez enteros!'. De modo que con mis ropas de calle y Harpo con su balín, corrimos hacia el vestíbulo, entramos en el despacho del agente y en un santiamén compramos acciones de la Uniled Corporation por valor de ciento sesenta mil dólares, con un margen del veinticinco por ciento (...); si uno compraba ochenta mil dólares de acciones, sólo tenía que pagar en efectivo veinte mil. El resto se le dejaba a deber al agente. (…)

El mercado siguió subiendo y subiendo lo más sorprendente del mercado, en 1929, era que nadie vendía una sola acción. la gente compraba sin cesar (...)

Lamentaba desprenderme de cualquier acción, pues estaba seguro de que iban a doblar su valor en pocos meses (…) El fontanero, el carnicero, el panadero, el hombre del hielo, todos anhelantes de hacerse ricos, arrojaban sus mezquinos salarios -y en muchos casos, sus ahorros de todo la vida- en Wall Strett ( )

Un día concreto, el mercado empezó a vacilar. Unos cuantos de los clientes más nerviosos fueron presa del pánico y empezaron a descargarse (...) Al principio las ventas se hacían ordenadamente, pero pronto el pánico echó a un lado el buen juicio y todos empezaron a lanzar al ruedo sus valores (...)

Luego el pánico alcanzó a los agentes de Bolsa, quienes empezaron a chillar reclamando los márgenes adicionales y los agentes empezaron a vender acciones a cualquier precio (...). Luego, un martes espectacular, Wall Street tiró la toalla y se derrumbó. Eso de la toalla es una frase adecuada, porque par entonces todo el país estaba llorando. El día del hundimiento final, mi amigo, Max Gordon me telefoneó desde Nueva York Todo lo que dijo fue: ¡ Marx, la broma ha terminado!. Despues, se suicido.